Usar una mascarilla médica o quirúrgica puede ayudar a limitar la propagación de algunas enfermedades respiratorias. Sin embargo, el uso de estas mascarilla no garantiza que no se contraigan infecciones.
El temor al Coronavirus COVID-19 está provocando un desabastecimiento de este producto sanitario para quienes realmente las necesitan. Por ello, a continuación te explicamos todo lo que necesitas saber sobre las mascarillas: qué tipos existen, quiénes deben usarlas, cómo se utilizan correctamente, etc.
¿Qué tipos de mascarillas hay?
Existen principalmente dos tipos de mascarillas:
- a) Las mascarillas quirúrgicas. Son las que se utilizan en cirugías y otros procedimientos. Pueden ser planas o plisadas y se atan a la cabeza con cintas. Protegen más al resto de personas que a quien la lleva puesta, pues ejercen básicamente de barrera al estornudar o toser, para evitar la emisión de gotículas
Por tanto, tienen la función de evitar la transmisión del virus por parte de la persona que la lleva, pero no son efectivas para prevenir el contagio.
- b) Las mascarillas protectoras o autofiltrantes. Se rigen bajo la normativa europea UNE-EN 149 y se clasifican a su vez en 3 subtipos (FFP1, FFP2, FFP3) de acuerdo a su rendimiento. Contienen un filtro de micropartículas gracias al cual pueden proteger “de fuera hacia dentro”. Las de tipo FFP2 y FFP3 protegen al usuario frente a la inhalación de agentes infecciosos.
Este tipo de mascarillas pueden tener o no una válvula de exhalación para reducir la humedad dentro de la mascarilla, proporcionando una mayor comodidad y ofreciendo una sensación de menor resistencia respiratoria.
En general, las mascarillas protectoras o autofiltrantes deben ser desechadas tras su utilización si no es posible mantenerlas en buenas condiciones higiénicas para reutilizarlas.
¿En qué situaciones deben emplearse?
Las mascarillas no son para todos. La Organización Mundial de la Salud (OMS), así como el Ministerio de Sanidad, insisten en que no es necesario el uso de mascarillas si no tenemos una enfermedad de base, no somos pacientes inmunodeprimidos, ni profesionales o individuos en contacto con enfermos.
Las mascarillas quirúrgicas son recomendables para los pacientes confirmados con infección por COVID-19, así como en los casos en investigación. Estos deben ser aislados y llevar puesta la mascarilla durante todos sus desplazamientos.
Por el contrario, tanto el personal sanitario que los atienda como todas las personas que entren en la zona de aislamiento (familiares, personal de limpieza, etc.) deben protegerse con mascarillas protectoras o autofiltrantes de tipo FFP2 o FFP3.
¿Sirven de algo realmente?
Las mascarillas quirúrgicas pueden evitar una posible diseminación del virus protegiendo de contagio a las personas que se encuentran en el entorno. Sin embargo, es importante destacar que este tipo de mascarilla por sí misma no proporciona suficiente protección al que la lleva puesta ya que «no están diseñadas para proteger de fuera hacia dentro, solo protegen de dentro hacia fuera» y se deben tomar además otras precauciones. Se debe combinar su uso con una buena higiene de manos y las demás medidas de prevención anunciadas por el Ministerio de Sanidad.
¿Cómo deben manejarse las mascarillas?
Si se utiliza mascarilla, es fundamental usarla y desecharla adecuadamente para evitar que aumente el riesgo de transmisión.
Para ello, la OMS ha facilitado los siguientes consejos:
- Colocar la mascarilla para que cubra la boca y la nariz y anudarla firmemente para que no haya separación con la cara.
- No tocarla mientras se lleve puesta.
- Quitarse la mascarilla desanudándola, es decir, sin tocar la parte delantera.
- Después de quitarse o tocar una mascarilla usada, lavarse las manos con desinfectante, o con agua y jabón.
- En cuanto la mascarilla esté húmeda, sustituirla por otra limpia y seca.
- No reutilizar las mascarillas de un solo uso y desecharlas inmediatamente una vez utilizadas.
- Las mascarillas de tela (gasa, algodón, etc.) no están medicamente probadas ni autorizadas por lo que no se recomienda su uso.