Además de las técnicas clásicas, también se realiza la determinación de antígenos y/o anticuerpos de otros microorganismos, donde el cultivo no es lo suficientemente útil para el diagnóstico. Entre estas técnicas, disponemos de la detección de antígenos de Neumococo y Legionella en orina (para diagnóstico de neumonías), la determinación del antígeno del Virus Respiratorio Sincitial (bronquiolitis en población pediátrica) y del virus de la Gripe (neumonías), la detección del antígeno de Helicobacter pylori en heces (causante de úlceras gástricas y duodenales), o el antígeno y la toxina de Clostridium difficile (causante de diarreas sobre todo a nivel hospitalario).
Microbiología clínica
La Microbiología es una ciencia biológica muy importante, dado que los microorganismos (bacterias, hongos, virus) están presentes en todos los hábitats y ecosistemas y sus actividades presentan una gran incidencia en numerosos ámbitos de interés, especialmente en el estudio de los microorganismos patógenos.
Los microorganismos son seres vivos de tamaño de muy pequeño que no se pueden ver a simple vista, solo pueden visualizarse mediante un microscopio, por lo que para el estudio es necesario obtener miles o millones de individuos. Estas poblaciones se obtienen al hacer crecer los microorganismos bajo condiciones más o menos bien definidas, como cultivos.
La microbiología clínica se basa en el estudio mediante distintas técnicas de la identificación del microorganismo causante de las distintas infecciones que ocurren en nuestro organismo, así como de la determinación de la sensibilidad que pueden presentar a los distintos antibióticos y antifúngicos.
Los métodos basados en el cultivo en medios de cultivo siguen siendo los recomendados para el aislamiento, y posterior identificación y realización de antibiograma (técnica que nos permite medir la sensibilidad de una cepa bacteriana que se sospecha es la responsable de una infección a uno o varios antibióticos), para la mayoría de las infecciones causadas por bacterias. Ejemplos de tal hecho son, entre otros:
- Infecciones del tracto urinario (cultivo de orina)
- Infecciones gastrointestinal (cultivo de heces)
- Infecciones de vías seminales (cultivo de semen)
- Infecciones de vías respiratorias superior (cultivo de exudados faríngeos, nasales, óticos…)
- Infecciones de vías respira inferior (cultivo de esputos broncoaspirados, etc. )
- Infecciones de heridas
- Infecciones de órganos internos (cultivos de líquidos estériles)
Microscopio
El microscopio es una herramienta fundamental en el laboratorio de microbiología. Con él se observan las muestras en fresco y las tinciones de Gram y otras de todas las muestras biológicas que recibimos. Las tinciones permiten ver con detalle los microorganismos de forma que se aprecian las características que los diferencian a unos de otros. Además de permitir la observación, las tinciones se utilizan como prueba de identificación.
La tinción de Gram es la más empleada: los colorantes usados nos permiten distinguir entre bacterias Gram positivas y Gram negativas, según las características de la pared bacteriana.
También es importante la visualización de los hongos que crecen en las muestras micológicas para su identificación.
Esta herramienta se emplea además en otras áreas del laboratorio, como la visualización de los sedimentos urinarios (se analiza en la búsqueda de distintos elementos formes: leucocitos, cilindros, etc. con diferente utilidades diagnósticas), el estudio de los seminogramas (análisis del semen del varón para comprobar el estado de los espermatozoides y su funcionamiento), la detección de parásitos en heces y otras muestras.