Los especialistas aseguran que eliminando de la rutina diaria determinadas conductas de riesgo se podrían evitar el 80% de las enfermedades cardiovasculares.
Estas patologías se han situado como la primera causa de mortalidad en España. De hecho, actualmente, el 23% de la población española tiene un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
La detección precoz y control de los factores de riesgo cardiovascular evitarían el desarrollo y complicación de éstas. Para lograrlo, además de incorporar hábitos de vida saludables, es necesario conocer el riesgo cardiovascular de cada persona, a través de análisis de sangre o de otras pruebas concretas.
De esta forma el médico especialista podrá establecer tratamientos e indicar cambios en la rutina para lograr disminuir el riesgo cardiovascular.
El principal handicap a la hora de detectar las enfermedades cardiovasculares es que son silenciosas, es decir, no presentan síntomas en las fases iniciales.
Un paciente puede tener hipertensión, hipercolesterolemia u otros factores, que incrementan el riesgo de sufrir estas patologías, y no ser conscientes salvo que se realicen las pruebas necesarias o análisis de sangre preventivos.
Análisis de riesgo cardiovascular
Un sencillo análisis de sangre permite conocer el riesgo del paciente de padecer una enfermedad cardiovascular. Los resultados obtenidos indican si los valores analizados se encuentran en niveles normales o no, lo que ayuda a prevenir y controlar estas enfermedades cardiovasculares.
Los profesionales de LGS Análisis recomiendan que se realicen este análisis cardiovascular, especialmente, aquellas personas de 35 a 65 años clasificadas de riesgo cardiovascular intermedio o alto. También aquellos que tengan antecedentes familiares de estas patologías.
Esta evaluación bioquímica de riesgo cardiovascular debe realizarse como mínimo una vez al año.
La importancia de la dieta en la reducción del riesgo cardiovascular
La alimentación está directamente relacionada con el riesgo cardiovascular. Por ello, los especialistas aconsejan reducir el aporte energético y contenido de sal, azúcar, grasas trans y saturadas.
En definitiva, seguir una dieta mediterránea equilibrada, que incluya la ingesta de al menos 5 piezas de frutas y verduras al día y unos 30 gramos de frutos secos. Esto permite reducir en un 30% el riesgo cardiovascular.
Antes de la llegada del verano es el momento perfecto para conocer tu riesgo cardiovascular y poder disfrutar del verano de una manera cardiosaludable.
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